Bien, ahora se trata de situarte de nuevo en este mundo y empiezas a observar a tu alrededor, miras hacia tus familiares y te dicen que todo a ido muy bien, que te vas a recuperar y esperas escuchar que no ha sido tan grave y que podrás hablar al día siguiente, o tal vez en un par de semanas.
Vienen a visitarme al hospital y no tengo fuerzas, pero a los dos días comprendo que solo se sale adelante luchando, me levanto llevando la bolsa de drenaje cogida de la mano y consigo llegar a mitad de camino del largo pasillo que hay entre Virgen Blanca y Princesa Sofía, pero me canso mucho y vuelvo a mí habitación. Cada día que pasa noto progreso, aunque me gustaría comer normalmente, pero ha de ser a través de una sonda directa al estómago introducida por la nariz. La sonda fue un problema, dado que una vez se salió debido a un tirón y hubieron de llevarme a rayos X al volver a introducirla, pues corría peligro de pasarse al pulmón y no al estómago, pero la enfermera se portó de maravilla.
Otra anécdota importante fue que supongo a consecuencia de la pérdida de sangre sufrida en la operación y siguientes análisis a las dos o tres noches me dieron fuertes dolores de pecho que me hacían
saltar notando un fuerte toc...toc...toc.... procedente del corazón. Aguanté los fuertes dolores toda la noche, pues el doctor y la enfermera de guardia no supieron la procedencia del problema y yo pensaba para mi que iba a sucumbir de infarto o algo similar. A la tarde siguiente estando con mi familia me volvió a ocurrir y ya llamaron a los cardiólogos que después de observarme detenidamente diagnosticaron ´la falta de sangre, por lo cual me pusieron una bolsa a la que con buen humor denominaron "jamón" en vena, con lo cual no volvió a ocurrir.
Y así transcurrieron 15 largos días hasta poder alimentarme por la boca y volver a casa a empezar la nueva vida que se venía encima.
Como su pongo leerán esto otras personas a quienes ocurriera lo mismo, seguiré en otra entrada contando las experiencias tenidas a partir de ahora.